Los mandos de la policía celebran este lunes una reunión de urgencia.
El miércoles, pasado mañana, hará tres semanas que el jefe de los Mossos d’Esquadra, el comisario Eduard Sallent,
permanece confinado en su casa ante las sospechas de haber superado el
coronavirus pero sin la posibilidad de hacerse una prueba médica.
Como
Sallent, más de mil policías autonómicos permanecen aislados sin
capacidad de trabajar y sin saber si están o no contagiados porque hace
tres semanas que a ni un sólo integrante de la policía catalana se le
realizan tests. El colectivo de comisarios ha dado un paso al frente y
este lunes celebran una reunión de urgencia en la que los mandos
valorarán la gestión que la
Administración catalana está haciendo de la
crisis sanitaria y el trato que están recibiendo los Mossos.
La gota que colmó el vaso, que en este caso más que una
gota fue tormenta, fue el anuncio la semana pasada de una paga
extraordinaria para funcionarios que habían hecho frente a la pandemia y
que dejaba fuera a los policías.
Muchos mossos consultados, desde
agentes a comisarios pasando por todas las escalas profesionales,
reconocieron a este diario que lo de menos era el dinero, los 666 euros
prometidos, y que les había indignado sobremanera “el menosprecio” con
el que les había tratado “una vez más” la Administración catalana
después de seis meses en el ojo de un huracán en el que no han dejado ni
un día de asumir sus funciones como policías.
Hace tres semanas que no se hacen pruebas de coronavirus a ningún policía de la Generalitat
Los Mossos, y muy especialmente policías de las Arro, la Brimo y de seguridad ciudadana, participaron en el confinamiento de la Conca del Ódena cuando
se determinó que era un foco de contagio.
Desde ese momento, toda la
organización se puso al servicio de la emergencia sanitaria, en primera
línea, sin material de protección. La pandemia ha pasado factura al
colectivo, un mosso ha muerto, al menos otro lucha hoy entubado y varias
decenas han estado hospitalizados.
El intendente Josep Saumell, responsable del
dispositivo Oris y de la compleja logística para conseguir y
racionalizar el material de protección lleva dos semanas en su casa, sin
síntomas, organizando repartos de material, compras y distribución a
través de teleconferencias porque tampoco se le puede hacer la prueba.
En la Conselleria d’Interior asumen las críticas y aseguran que llevan días “suplicando” pruebas a sus colegas de Salut. Y recuerdan que hace tres semanas la comisaría de la policía científica recogía muestras a agentes en el complejo Egara de Sabadell que
se analizaban en un laboratorio privado de Esplugues pero que “se
interrumpieron tras una denuncia de un sindicato de Mossos”.
Pero ni el
argumento ni la interpretación de esa orden judicial sirve a los
comisarios que evidencian como otras policías, como la Guardia Urbana de Barcelona, están realizando decenas de pruebas diarias en el hospital del Mar.
La paga extra, las pruebas y la desaparición del personal
administrativo que lleva lo que dura el estado de alarma sin trabajar y
cobrando es otro de los puntos de la reunión de hoy.
Todas las tareas de
los administrativos las asumen los uniformados y los miles de denuncias
de estos días nadie las tramita.
Para colmo el responsable de comunicación de Interior, Joan María Piqué, publicó el sábado un tuit en el que evocaba las revueltas armadas como una forma de lograr la independencia de Catalunya. Aunque lo borró en una hora, para los mandos es evidente que el perfil cada vez más político del conseller de Interior, Miquel Buch,
responde en parte a la excesiva influencia de su asesor que en
demasiadas ocasiones menosprecia el complejo papel de los uniformados.
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