Tras dos
meses de cuarentena en Wuhan, Wei Lei estaba ansioso por volver a
trabajar en las obras de un ferrocarril. Sin embargo, este obrero de 22
años estaba varado en un área de peaje de una autovía donde la policía
decidía quien podía salir de la ciudad donde comenzó la pandemia del
coronavirus.
Las
autoridades pedían una carta de sus jefes diciendo que lo necesitaban en
su puesto, pero Wei dijo que no la tenía porque los que debían
prepararla no se habían reincorporado aún.
"Estar en casa fue aburrido y estaba avergonzado porque mis padres tuviesen que alimentarme, contó Wei el jueves.
Los
líderes chinos están intentando de reactivar la economía, pero las
autoridades locales, con la orden de evitar nuevos contagios, están
aplicando controles de enfermedades, entre otros, que se suman a las
pérdidas financieras y a la exasperación de millones de trabajadores.
Beijing
pidió a las empresas que siguiesen pagando a sus trabajadores y
prometió préstamos y otra ayudas. Pero millones de migrantes, temporeros
y otros sin empleo estable necesitan volver a trabajar para empezar a
cobrar luego de dos meses de inactividad.
Más
de 100 millones de trabajadores que habían regresado a sus localidades
natales por el Año Nuevo Lunar, quedaron varados por los controles de
viaje impuestos el 23 de enero en Wuhan para combatir la propagación del
virus, que luego se extendieron a casi todo el país. El feriado se
prolongó para mantener fábricas y oficinas cerradas y a la población en
casas.
Aunque el gobernante
Partido Comunista dio marcha atrás a principios de marzo y permitió la
reapertura de algunos negocios, las restricciones de viaje se
mantuvieron en muchos lugares, impidiendo la vuelta de muchos a sus
puestos.
Las autoridades chinas
dijeron que las industrias controladas por el estado, como la del acero,
había recuperado casi su producción normal. Pero muchas empresas
privadas, el sector que genera la mayor parte de los empleos y la
riqueza del país, dicen estar operando muy por debajo de los niveles
habituales en parte porque sus empleados no han vuelto.
En
un reporte el pasado 20 de marzo, el diario People™s Daily dijo que
unos 100 millones de trabajadores migrantes, alrededor del 80% de los
que habían regresado a sus lugares de origen para el feriado, estaban
trabajando de nuevo. No hay datos oficiales de las posibles pedidas de
empleos.
Una de las estimaciones
más sombrías fue la de Liu Chenjie, comentarista económico y presidente
del fondo de cobertura Upright Capital. En declaraciones al cibersitio
Sina.com señaló que hasta 200 millones de personas podrían haber perdido
sus puestos o estar subempleados por el virus.
Wuhan,
una ciudad de la provincia de Hubei con 11 millones de habitantes, es
el corazón industrial y de transportes del centro de China.
En
el área de peaje de Wuhan Este donde esperaba Wei, policías con
mascarillas y guantes hacían dar la vuelta a los autos sin matrícula de
la ciudad.
Utilizando
mascarillas y acompañados por niños, los retornados mostraban un código
de salud verde en una aplicación de smartphone que indica que no tienen
síntomas de COVID-19, la enfermedad causada por el virus. Los agentes
examinaron a los ocupantes de los autos que esperaban dentro de la
barrera para recoger a quienes regresaban por si tenían fiebre.
Cai Luo, comercial de ventas de una empresa de internet en Wuhan, regresaba desde la cercana Huanggang, donde nació.
Tuve
que mostrar mi código verde y pasar controles en cada parada en el
camino de vuelta, explicó Cai, de 24 años. "Sentí pánico porque nunca
antes había pasado por algo así.
Huanggang también decretó una cuarentena, pero los controles allí y en otras ciudades se levantaron el mes pasado.
No
podíamos salir de nuestras casas, mucho menos para ir a comprar al
supermercado, recordó Cai. "Sabían que yo había regresado desde Wuhan
así que me impusieron medidas más estrictas.
Cai dijo que ella trabajó desde su casa, pero sus padres no podían hacerlo y no tenían ingresos.
Es difícil para una familia normal no tener ingresos durante dos meses, apuntó.
Los
últimos controles en Wuhan, donde se registraron tres cuartas partes de
los decesos causados por el coronavirus en todo el país, se mantendrán
hasta el 8 de abril.
Los que
regresaban y podían entrar a Wuhan eran recogidos por sus empresas o se
apiñaban en autos privados. Los conductores ganaron un dinero extra como
taxis informales en un día en el que muchos negocios todavía seguían
con la persiana bajada.
Pese
al alivio de los controles que suspendieron la mayor parte del tráfico
aéreo y ferroviario, y el transporte en bus en todo el país, las
autoridades siguen exigiendo controles de fiebre en edificios públicos y
un seguimiento de los desplazamientos de los que viajan.
Wei
dijo que trabajaba en una obra en el condado de Huangmei, en el límite
entre Hubei y la vecina provincia de Jiangxi. Le mostró a un reportero
una copia de la carta que un empresario le entregó a un compañero con
los sellos rojos de aprobación de un comité de la localidad y del
gobierno local.
Luego de dos horas en el control de carretera, Wei dijo que no tenía esperanza de poder conseguir su carta.
Preparé
los documentos antes de ayer, pero hoy algo cambié y los documentos ya
no valen, apuntó. Tengo que volver y hacerlo de nuevo.
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McDonald
informó desde Beijing. La productora de The Associated Press Olivia
Zhang en Wuhan y el investigador Yu Bing en Beijing, contribuyeron a
este despacho.
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